La estética planteada para la serie describe a un personaje atemporal, tal vez desencajado de las modas, curioso y conocedor hábil de su milenario oficio.
Solitario por momentos, imbuido de los avatares de la investigación, pero tan curioso que no duda en mezclarse entre la gente y recorrer lugares diversos como un monasterio, una antigua cocina o la casa familiar de algún argentino.
La imagen y la situación principal discurren entre los lugares que visita, en busca de datos y su secreto laboratorio-cocina, situado en un lugar del tiempo y el espacio no determinado. El clima se completa con una vieja fonola, que desde un rincón lanza acordes de música clásica y canciones populares europeas que acompañan la labor del maestro en su arte.
La escenografía de esta puesta describe un enorme espacio diseñado y construido para el arte de la cocina. Moderno y equipado, pero a la vez con detalles, accesorios y utencillos milenarios que brindan un contraste íntimo.
De regreso a la cocina comienza la alquimia. Lupo desarrolla su arte en medio de su laboratorio aplicando todo lo que adquirió en conocimiento, especias e ingredientes.
Tras compartir sus manjares con un invitado ocasional o el propio fantasma de su bisabuelo que lo felicita y le propone dejar escrito en el gran libro secreto de la familia todo lo que logró y aprendió.
Entre sombras y luces puntuales, las ollas, sartenes y accesorios renacen como verdaderos protagonista, herramientas novedosas y tradicionales en las manos de un verdadero maestro del arte, que terminan dándole vida propia a los elementos.
El clima entre el espectador y el protagonista se basa en la transmisión de conocimientos en tiempo de relato íntimo, así las puestas de escena para los desarrollos juegan un papel preponderante en la creación del personaje, y los ambientes necesarios para compartir una complicidad narrador-espectador.
El tiempo argumental transcurre entre el misterio, los interrogantes y las imágenes creadas a partir de aromas y colores que Lupo describe y transmite en sensaciones. La imagen recrea texturas que llaman al paladar. Así a través de la pantalla intentará despertar los sentidos del espectador, mientras simultáneamente revela los secretos del arte culinario.
A lo largo de su camino buscando el origen y la historia pasará por el puerto, el lugar donde desembarcaron los primeros inmigrantes, viejos restaurantes de La Boca, el museo gastronómico, cocinas monásticas, etc. En estos mismos lugares irá encontrando mensajes que le darán pistas para descifrar el interrogante o saber algo importante acerca de lo que busca.
En su búsqueda intentará realizar el plato perfecto, en la mezcla de sus sabores y los colores que le son propios...